martes, 26 de diciembre de 2017

¿Está bien el bebé?

A las personas que están esperando un hijo les interesa conocer el estado en que se encuentra el feto y si el proceso de gestación evoluciona correctamente. ¿Cómo se puede saber esto cuando todavía se encuentra en el útero?

Las mujeres gestantes deben acudir periódicamente a la consulta del médico para controlar el desarrollo del embarazo y someterse a ciertas pruebas, como análisis de sangre y orina, ecografías y, en ocasiones, amniocentesis, mediante las cuales se puede detectar la existencia de algunas alteraciones en el feto. 

La ecografía

Para visualizar el embrión, se recurre generalmente a una técnica conocida como ecografía. Esta técnica, que también se usa en otras especialidades médicas para localizar tumores o cálculos biliares, consiste en enviar ultrasonidos al embrión y recoger las ondas reflejadas por este con un sistema semejante al utilizado por los radares. Aunque las imágenes obtenidas no ofrecen la misma nitidez que las radiografías, tienen la ventaja de que no suponen un riesgo para el feto, ya que no emplean radiaciones. 

Con las ecografías se puede comprobar el grado de madurez del feto, visualizar sus movimientos, verificar la existencia de gemelos o localizar la placenta. También es posible medir las proporciones corporales, como, por ejemplo, el diámetro de la cabeza. A partir del quinto mes de embarazo se puede, incluso, distinguir el sexo del feto. 


Ecografía


La amniocentesis 

En ocasiones es necesario estudiar directamente las células del embrión. Se recurre entonces a la amniocentesis, técnica que consiste en realizar una punción, a través del vientre de la madre, para extraer una muestra del líquido amniótico en el que se encuentra sumergido el embrión. 

Este líquido proporciona una valiosa información sobre diversos aspectos bioquímicos y permite obtener células del feto que se encuentran flotando en él para observarlas luego al microscopio. Gracias a esta técnica, es posible detectar anomalías cromosómicas. 

No todas las mujeres embarazadas se someten a esta prueba, pues supone cierto riesgo para el feto, como la posibilidad de lesionarlo o de producir una infección, si la amniocentesis no se hace con asepsia. No obstante, es aconsejable realizarla cuando existe una enfermedad hereditaria en los padres o en algún familiar cercano, si la mujer gestante dio a luz anteriormente a un feto muerto y siempre que haya indicios o posibilidades de una malformación o de una enfermedad hereditaria, como el síndrome de Down. 


  Ilustración del proceso de amniocentesis

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